El próximo sábado, día 13, hará exactamente 33 años desde que se colocó la primera piedra de nuestro local social. 33 años - "la edad de Cristo", para los jugadores de bingo - son algunos años, y bastantes vecinos han nacido, y crecido, a su sombra.
Probablemente habrán participado, como niños, en el festival de las fiestas del barrio o en la piñata infantil del Carnaval. De jóvenes, como espectadores o actores en alguna de las semanas culturales, que han precedido a ésta; o de alumnos de la Escuela de Cuerdas; o, junto con los compañeros de colegio o instituto, de comensales en alguna que otra "papada". Ya adultos, como integrantes de cualquiera de los talleres y cursos que se imparten en el local del barrio; o como bailarines o camareros, en San Antonio o Fin de Año; o, incluso, como padres, en el bautizo o cumpleaños de alguno de sus hijos.
En estas fechas, un recuerdo a cuantos contribuyeron en la construcción de nuestro local con su trabajo y dinero, y, muy especialmente, para los que, por desgracia, nos han privado para siempre de su compañía.
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