Un año y dos días, desde la barranquera del pasado año.
Los días 16 y 17 de noviembre, de infausto recuerdo para este y otros pueblos del norte de Tenerife, no se olvidarán fácilmente. En La Carrera y Los Barros, tampoco. El agua rebasó puentes, inundó casas -entrando por puerta y ventanas - anegó plazas, arrastró coches, rompió muros y vallas, convirtió la calle Los Barros en un e inmenso canal de riego, la calle de la Palmita, en un torrente incontrolable y, junto con el caudal que se le unía desde el Callejón de los Cuartos, fuera de madre, anegó la rotonda del Castillo, inundó la autopista y, calle de Constitución abajo, se convirtió de nuevo en fuente de desdichas en accesos y viviendas de La Romántica I.(Leer más ...)
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